Le Petit Ventura

Este es un espacio en el que escribo lo que quiero. Me lavo con un trapo atado en un palo.

Thursday, April 20, 2006

Anita

Anita estaba en su cama dormitando una siesta con té.
Todavía estaba humeante y quemaba mucho así que se abrazó las rodillas y se abandonó a la pereza. Tenía las persianas de su habitación cerradas pero sus mejillas estaban iluminadas por la media luna azul que colgaba del techo.
Haciendo un juego infantil con sus manos, ese de crear sombras que representasen animales, personas o extraterrestres, tuvo un pensamiento sencillo pero que explicaba muchas de las cosas que estaban ocurriendo en su vida ultimamente: Sin luz no hay sombra.
-Claro!- pensó-. Sólo la comparación entre cuerpos, objetos, mentes o naranjas hace que unas brillen y otras se oscurezcan. La penumbra nace en muchos casos de los rayitos del sol en agosto o de los focos de las carreteras cuando una moto con sidecar recorre de noche la línea de la costa.
Se quedo un rato pensando en estas cosas y en millones de ellas más, viendo la crueldad del niño con peonza grande frente al niño con peonza pequeña, de los helados con sirope y trocitos de chocolate frente a los tristes vanilla flavour monosapore.
-No lo puedo soportar- dijo-. Tengo que apagar la bombilla. La oscuridad nos iguala, homogeiniza las mediocridades...
Dispuesta ya a hacer el fatídico clic, punto de no retorno, con el dedo índice cargado cual ballesta, su lúcida mente no le permitió ejercer la atrocidad del apagón de vida y sueños. Algo lleno de fuerza en su interior le insufló poesía por las venas.
Se levantó y con un rápido movimiento de muñeca a lo Boris Becker agarró la cuerda de la persiana, tiró con todas sus fuerzas y dejó que su habitación se inundara con la más pura claridad jamás vista a este lado del Manzanares

1 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Really amazing! Useful information. All the best.
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23:55  

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