Le Petit Ventura

Este es un espacio en el que escribo lo que quiero. Me lavo con un trapo atado en un palo.

Tuesday, June 27, 2006

El partido España-Francia

Anacrónicamente os cuento una historia de las más sorprendentes que acaecieron en el siglo antepasado en este territorio agostado de vid y olivos que alicata esta piel de toro imperial en la que en algún momento (en el cual degollábamos indios y violábamos indias) no se ponía el sol.

Durante la guerra de independencia entre España y nuestros vecinos chorras del norte (esos pintores del tres al cuarto comedores de paté y confit de canard), cuando los dos bandos estaban liándose unos cigarritos para aguantar la noche áspera y cargada de casacas y botas de vino peleón, un recuerdo lúcido sobrevino a un soldado raso de no recuerdo cual de las dos escuadras contrincantes: "Coño, el partido!"

Y es que era verdad. En un cuarto de hora iba a empezar el partido España-Francia que daban por la tele y ellos seguían ahí clavándose la bayoneta, haciéndose pinchos morunos con la casquería del contrario, mentándose a las madres y matándose como cualquier vulgar Al Capone de turno.

Entonces el General Rodriguez y el Mariscal Fransuá hablaron por su móvil 3G de última generación diciendose que si "mira-a-ver...que-van-a-dar-el-partido", que si "anda-que-te-cuesta-parar-un-ratín", que si "vale-pero-como-me-la-juegues-y-ataques-mientras-vemos-el-furbol-las-cagao"... Y con éstas y otras tácticas militares de semejante despliegue estratégico ambos bandos consiguieron establecer una tregua histórica de 90 minutos (durante el descanso volvieron a las andadas) que jamás batalla alguna entre estos dos países haya visto. (La lástima fue que los médicos y enfermeros también se pusieron su copita de anisete con sus cacahueses y en hora y media cascaron más soldados por falta de atenciones médicas que durante toda la guerra)

El resultado, como no podía ser de otra manera, fue un empate rotundo.
Incluso en los penaltis ninguno de los dos equipos consiguió meter una sola pelota entre los tres palos y el árbitro, cuando alcanzaron la cifra de 100 lanzamientos, decretó definitivamente unas tablas como un piano y la primera copa del mundo compartida entre dos países.

Con esta notica, con el buen rollo que se respiraba en el ambiente por culpa de las Estella Artois y las Cruzcampo, con la pereza que daba volver a coger los fusiles y con la rasca que se había levantado a eso de la medianoche, los dos ejércitos recapacitaron, pensaron que andarse matando era una tontería a esas alturas de la película y tomaron la inteligente decisión de volverse a sus casas a dormir la mona y disfrutar de la victoria entre las piernas de sus Lolas y sus Melanis. Er furgol, ya se sabe, e asín.

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