Le Petit Ventura

Este es un espacio en el que escribo lo que quiero. Me lavo con un trapo atado en un palo.

Sunday, August 06, 2006

El concierto

El otro día estaba viendo en la tele un concierto de música clásica. Era en "La Dos" por supuesto. Yo es que no veo otro canal porque odio la telebasura y todos esos programas como el tomate (por cierto, ¡qué fuerte lo de Julián Muñoz!) me parecen de pésimo gusto. Lo que a mí me gusta es pegarme panzadas de "Redes" con el hipersexy Punset, "Negro sobre blanco" con el no menos madurito resultón Fernando Sanchez Dragó y algún que otro "días de cine" con presentador reivindicativo e insurrecto incluído.
Durante el concierto éste de música clásica en el que se interpretaban deliciosas piezas de Brahms por la orquesta de Baviera Norte y una exquisita sinfonía de Mendelssohn a cargo del genial director de kazajstan Dimitri Wckotsyiowe, ciertos pensamientos de lo más chorra me vinieron a la cabeza.
De entre todos ellos, uno en especial me estuvo rondando durante varias horas. En la orquesta, todos los músicos estaban afanados interpretando sus partituras de la mejor forma posible, dando un Sol cuando toca un Sol, haciendo silencio cuando toca callarse y todas esas cosas que hacen los músicos cuando hacen música. Sin embargo, uno de ellos estaba quietecito en su silla. Llevaba como los demás ese medio smoking tan mono con pajarita incluída y pasaba hoja tras hoja de la partitura a la vez que el resto de sus compis pero no tenía en las manos ningún instrumento.
Estaba sentado entre el tío del xilófono y el del bombo este que atrona una barbaridad. Tenía el rostro sereno y un esbozo de sonrisa en la boca.
De repente se puso de pie y se dio la vuelta para coger unos platillos que tenía colgados.
Entonces yo me dije: "Tate, ¿a que éste va a ser el de los platillos?". Y en efecto, lo era. Agarró los discos y se puso en posición de espera. Agazapado al fondo del todo esperaba su momento.
Mientras de la orquesta salían los últimos acordes terminando el tema en una orgía de subidones "ahora los violines, ahora las trompetas", sus ojos parecían decir: "ja! os creíais que no iba a hacer nada eh? que estaba ahí sentado como si fuera un becario! Pues no! os equivocáis de parte a parte, porque ésta es la mía". En el último In Crescendo, en el orgasmo final, con sus músculos en tensión máxima y con goterones de sudor por la frente, asió con fuerza las correas de los platillos, abrió los brazos como para abrazar a una vaca burra y le endiñó como una mala bestia.
Tal fue la potencia de la colisión que la onda expansiva reventó todas las ventanas del auditorio amén de todos los tímpanos de los de las primeras filas. Hubo un quejido generalizado y un pitido agudo reverberante se instaló en la sala de forma perpetua. El presentador del programa tubo que interrumpir la emisión cuando todavía quedaban unos minutos y poner a la payasa del IPOP a hacer el subnor antes de lo debido.
Traumático (lo de las muecas de la tía esa me refiero).

1 Comments:

Blogger CC Baxter said...

Te refieres a la china Patino,cantante del grupo Cycle con su temazo Confusion jajaja.A mi me da morbo,pero ya sabes, no todas las cabezas están iguales...

15:37  

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