Un pensamiento
Un pensamiento: Si en el cine dejan comer palomitas ¿Por qué no puedo yo comer centollo o choricitos a la sidra?
Este es un espacio en el que escribo lo que quiero. Me lavo con un trapo atado en un palo.
Un pensamiento: Si en el cine dejan comer palomitas ¿Por qué no puedo yo comer centollo o choricitos a la sidra?
Huid! corred, no esperéis más, ya están aquí, el olor a clearasil en el ambiente les delata. Una multitud de postpúberes granujientos se acercan con ínfulas de devorar a sus mayores.
El ser humano con poquito esfuerzo y casi sin despeinarse es capaz de parir las mayores estupideces y despropósitos como por ejemplo la invención del todoterreno urbano o la guerra de Vietnam.
El otro día yendo por Malasaña (me gustas tú) vi a un nutrido grupo de viejetes sacándole unos Does, Mies y Faes a unas cacerolas de las de hacer callos con garbanzos (es decir, aporreándolas como energúmenos) para quejarse de la mala gestión del ayuntamiento en cuanto al tema de las drogas en el distrito centro. Yo pensé que se trataba de una queja generalizada debido al desigual reparto de la mandanga entre los vecinos del barrio (unos tanto y otros tan poco, como siempre) y a la escasez de buena merca, pero en realidad se trataba de todo lo contrario. Los disidentes reclamaban una mayor protección de las calles por la inseguridad creada con el aumento del número de toxicómanos y de la consiguiente delincuencia.